OCASO. Quinto Capitulo.

PRIMER DIA
Durante toda esa semana recibí consejos de todos acerca de como portarme en el instituto. Aunque solo era mitad vampiro el vivir siempre con ellos me había hecho adoptar malos hábitos, me quedaba sin mover por mas tiempo que el normal y no me gustaba la comida humana, tuve que practicar bastante todos los detalles humanos. También me dijeron, que debía por lo menos una vez al día ir al baño; y bostezar cuando por lo menos tres personas lo hicieran. Pequeños detalles que hicieran ver que mi cuerpo reaccionaba igual que el de cualquier adolescente, a los estímulos.
Por fin llegó el gran día y la verdad estaba nerviosa, con todos los detalles me daba pánico hacerlo mal y que la gente me mirara extraño, supiera lo que yo era y tuviéramos que irnos de Forks y destruir la vida de todos por mi culpa.
—Quizás no deba…—Traté de decir cuando Charlie me vino a recoger. El era el único que tenía contacto regular con los humanos aparte de Carlisle, por lo que llevarme a la escuela el primer día seria lo mejor. Además mis padres no me querían comprar un auto todavía hasta que yo estuviera acostumbrada a estar entre humanos y manejar como ellos. Como todo los Cullen no soportaba hacerlo lentamente y Charlie ya me había advertido que aunque fuera su nieta me iba a poner una multa si me pasaba.
Nadie me deja divertir en esta casa.
Jasper me tranquilizó y creo que sin esta ayuda artificial no hubiera tenido valor para subirme al autopatrulla de Charlie. La verdad que consideré abrir la puerta para irme en medio del tráfico pero sabia que aunque sobreviviría la caída, los humanos que me vieran tendrían mucho que contar. No podía arriesgar a mi familia por un ataque de cobardía.
Cuando llegué al aparcamiento del Instituto, estaba temblando, no por el frio, pero por lo menos, eso creerían los demás.
—No te preocupes Reneesme, lo vas a hacer muy bien. Pero si tienes cualquier dificultad, llámame a mí que yo paso a recogerte de inmediato.
—Gracias, abue… Charlie.
Me dio un beso en la frente y me dio la mano para darme ánimos.
Caminé lentamente, sentía todas las miradas en mí, podría ser mi imaginación.
—Hola princesa.
Me dijo una voz cantarina, y cuando me di la vuelta; Leah estaba detrás de mí.
— ¿Tú? Wow Jacob de verdad no confía en mí.
Sentí como la rabia me cegaba ¿Había enviado a Leah para que no me metiera en “problemas”? Ya me iba a oír después de clases.
—Tranquilízate princesa. Fue idea mía.
—Ya se que no confías en las Swans, pero nunca esperé esto de Jacob. Dije cerrando los puños.
—Vaya tienes algo de carácter después de todo. Yo le dije a Jacob que quería protegerte y ayudarte a integrarte al mundo humano, después de todo tengo mas experiencia.
La miré incrédulamente.
— ¿Y él te lo creyó? Leah soltó una carcajada.
—Si, a lo mejor si estaba un poco celoso y le alivió que su “numero uno” estuviera aquí pero no me consta. Si debes saberlo… Bueno ya sabes lo de Jeremy así que, que mas da. Estoy cansada de ser la “solterona” de la manada. Solo queda Seth sin pareja y estoy segura que alguien le interesa así que de un momento a otro lo veremos con novia.
La idea de que Seth tuviera una novia me parecía extraña. El siempre estaba leyendo y jugando ajedrez no me parecía del tipo que tuviera intereses en las mujeres, además era demasiado joven. No, Leah seguro estaba paranoica.
—Así que me decidí a no arriesgarme y tratar de conocer chicos que no tengan la posibilidad de imprimar.
— ¿Pero aquí en la secundaria Forks?
— ¿Por que no? No he envejecido para nada, y no me acompleja salir con alguien mas joven. Aquí no hay gen de los lobos y los chicos de aquí no son malos. Ángela, la amiga de tu madre, se terminó casando con Ben y Alice está segura que si Jessica no se hubiera ido a buscar fortuna de actriz en Hollywood ella y Mike hubieran terminado juntos. Tus padres han ido a la secundaria más veces que nadie en la historia, ¿Que tan malo puedo ser? ¡Al diablo con mis genes! Si no soy suficientemente buena para los lobos a lo mejor lo sea para los humanos.
Leah se veía muy hermosa cuando no estaba amargada, sonreí; por lo menos tendría a alguien cuidándome las espaldas.
—Si, pero no te lo tomes muy a pecho, no somos amigas y nunca lo seremos. Si metes la pata me puedes llamar, pero solo en una emergencia, ahora vete a tu clase que yo tengo que tomar biología… otra vez, y no quiero que me vean contigo.
Y así como apareció, se fue. Estaba sola de nuevo. Pero extrañamente estaba aliviada de saber que Leah estaría a mi alcance si la necesitaba.
Busque la oficina principal, aunque no hacia falta, mi padre se sabía el instituto de memoria y me había dicho donde estaban todas las aulas, pero sería raro que no estuviera desorientada el primer día. Una pelirroja con gafas me recibió, quizás igual que a mi madre. La historia era que yo era una sobrina perdida de Edward y que me habían adoptado era la que conocían en el pueblo. Y ya que los Cullen eran famosos por adoptar adolescentes, no les pareceria extraño que me recibieran en la familia.
Me dio el horario de clases, comprobantes y un plano de la escuela y me deseó suerte en mi primer día. Quizás eran ideas mías pero su mostró muy amable, demasiado, quizás tenía pensando que había perdido a mis padres hacia poco y le daba pena.
Entre a mi primera materia: Matemáticas.
Entregué el comprobante al profesor, un hombre alto y rubio al que la placa que descansaba sobre su escritorio lo identificaba como Sr. Smith. Se quedó mirándome embobado y me dedicó una gran sonrisa. Me ruborizé cosa que rara vez me pasa, mi piel de vampira no deja ver la sangre tan pronto, que raro. El se desvivió en atenciones y hasta retiró a una de las estudiantes de primera fila para que me sentara en su lugar. ¿A que se debía tanta ayuda?
—Pero no es necesario, me puedo sentar atrás.
Pensé que la chica seguro estaría furiosa, pero para mi sorpresa ella misma tomó sus libros y se fue atrás.
—Oh no importa, será un honor cederte me asiento.
—…Gracias.
A mi lado se sentaba un chico flacucho, pelirrojo, con acné.
—Tú eres Reneesme Cullen, ¿Verdad?
Parecía demasiado amable, pero me fijé que todo el mundo me miraba con una gran sonrisa.
—Si —
— Me encanta tu nombre, es muy original.
—Gracias.
Le dije y sonreí. Jacob estaba muy equivocado. El chico me miró con mayor… ¿Entusiasmo? Y pronto todos estaban susurrándome sus nombres. Justin era el que me había hablado primero, Hermes, Grant, Kat, Lisbeth,…Todos se presentaron y podría jurar que el profesor se dio cuenta del cuchicheo y no dijo nada.
Cuando terminó la clase todos me siguieron en el pasillo ofreciéndose para ayudarme en lo que pudieran: enseñarme la escuela, cargar mi mochila, ayudarme con las tareas y ya tenia invitación a seis fiestas el fin de semana. Claro tuve que rechazarlas porque sabía que ni mis padres ni Jacob estarían contentos.
De hecho era una suerte tener el anillo de Jacob conmigo, por que los chicos me pidieron que saliera con ellos, tuve que explicar que tenía novio y algun dia nos ibamos a casar. Esto les molestó pero todos me dejaron claro que por lo menos querian ser mis amigos y que esperaban que Jacob me tratara muy bien. Si ellos supieran…
Luego de un rato de conversación, me di cuenta por fin que era lo que pasaba. El encuentro con Leah me había hecho olvidar. Eran mis poderes. Los humanos estaban deslumbrados conmigo.
Consideré esto seriamente, y no podía estar más feliz. Las cosas iban a ser más sencillas de lo que creía…
¡La secundaria me iba a encantar!

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