OCASO.Duodécimo Capítulo

ROMANCE
El mes se lo pasó así, con todo el mundo en alerta a la hora de mi clase de literatura, las cosas volvieron más o menos a la normalidad en unos pocos meses. Mis padres estaban más cariñosos que nunca y daba las gracias de tener un sueño pesado porque no me quiero imaginar lo que oiría en nuestra casa, si no fuera así.
Al parecer lo que dijo mi madre de que amaba a mi padre más todavía era la pura verdad.
Se acercaba la pausa de primavera y ellos estaban planeando irse a una segunda luna de miel a isla Esme. Le preguntaron a Alice si había peligro en partir. Ella siempre estaba vigilando las decisiones de Aro y a Jane, pero todo seguia igual en Volterra ocupandose de impartir la ley vampirica.
El plan estaba basado en Alice para prevenir, Bella para proteger y Edward para vigilar. Hasta ahora todo iba como planeado.
Leah, también estaba menos enojona la veia siempre con Jon en la escuela y un día me sorprendió entrando a la casa.
— ¿Se puede?
Bueno nos sorprendió a todos.
—Claro Leah, eres siempre bienvenida.
Dijo mi abuela Esme, parecía que iba a bailar de contenta. Siempre había querido que Leah como Seth se sintiera parte de la familia. ¿Cuantos hijos adoptivos quería tener mi abuela? La verdad nunca se cansaba de tener gente en la casa, sin importar la especie.
—Gracias.
¿! Leah dio las gracias!? Por un momento pensé que algo había pasado en la reservación.
— ¿Le pasó algo a Seth o Jacob? Ella me miró extrañada.
— ¿Qué? estas loca, prin… —tosió un poco. — Nessie. No, no pasa nada…. Bueno la verdad…
¡¿Leah estaba nerviosa!? ¡¿Que rayos…?!
—Quiero hablar con Alice.
— ¿Conmigo?
Dijo mi cantarina tía deslizándose por la puerta del pasillo, sin hacer ruido.
—Bueno… Yo sé, por lo que me han contando mis hermanos y por Sue, —ahí frunció el ceño— que sabes mucha de ropa y moda y esas cosas…Y yo me preguntaba ¿Si… me podrías dar unos consejos? Tengo una cita esta noche con un chico de la escuela, y no se que ponerme.
Si existiera una palabra para describir “expresión de sorpresa silenciosa” hubiera sido inventada para la reacción de todos. Tratando de no avergonzar a Leah mi familia mantuvo la compostura, pero Rosalie y Esme soltaron unas imperceptibles risitas de complicidad femenina y los hombres de la familia miraron a Leah con una especie de nuevos ojos.
Claro a Alice pedirle consejos para vestirse es como darle un porshe nuevo gratis.
—Pero claro Leah. No te preocupes yo te ayudo en lo que quieras.
—Pero no exageres, solo quiero unos consejos sobre que le gusta a las chicos de afuera. Nunca he salido con nadie que no fuera de la reservación así que no tengo idea y no quiero hacer el ridículo.
—No te preocupes Leah, te prometo que no voy a exagerar. Y nadie luce ridículo cuando Alice Cullen se encarga.
Dijo ella muy solemnemente. Ahí si no se pudieron contener y entre los gruñidos y la risa todo el mundo sabía que la pobre Leah no sabía en lo que se había metido.
Como res al matadero, mi tía la guió a su habitación y Leah solo me miró con cara de “Ella no me va a comer, ¿verdad?”
¡Oh, Leah! desearias que eso fuera lo peor que te podría hacer.
Un par de horas después, mi Jacob y Seth llegaron a visitarnos.
— ¡Hola Seth! —Le dije muy contenta. Me moría de las ganas por decirle lo de Leah, tanto que ni siquiera saludé a Jacob.
— ¿Adivina quien esta aquí con mi tía Alice? Le dije tomándolo de la mano juguetonamente.
— ¿Quien? Me dijo el sonriendo.
—Tú hermana.
— ¡¿Leah!? —Dijeron ambos a la vez. — ¿Entró a la casa? ¿Y esta con Alice? Dios Mío… ¿Se acabo el mundo y no me lo dijeron? Me dijo Seth con horror fingido.
—Bueno a mi no me gusta el chisme, pero…. Ella tiene una cita con un «cara pálida” de la escuela y al parecer le gusta mucho por que quiere impresionarlo.
— ¡¿Cara Pálida?! Pero esa Leah que se cree. Yo pensaba que había ido a la escuela a cuidarte, no a estarse buscando novio.
Gritó Jacob, con la cara roja, parecia que le hubieran enterrado un hierro candente en la espalda o algo asi.
— ¡WOW! ¡Jacob, no seas así! Sabes que mi hermana no ha tenido suerte con los de la tribu. La verdad yo ya la había visto mas tranquila y hasta cantando para ella sola. Me imaginaba que algo pasaba pero no quería arruinarlo, bien por ella.
—Pero es un cara pálida y seguro mas joven que ella, no me parece.
— ¿Por que no?
Preguntó Bella. Creo que a Jacob se le olvidó que todos somos caras pálidas en la casa, ¡caras palidísimas! si a esas vamos.
—Bueno Bella, es que yo no creo….
Mi Jacob se quedó mudo mirando detrás de mí: Leah, había bajado las escaleras con Alice. Se veía como una diosa: tenia un vestido morado de tiros, que se le ceñía al cuerpo con mucha gracia; y mi tía, le había hecho unos bucles en el pelo corto que la hacían ver encantadora; la había maquillado y la verdad, que parecía de portada de revista.
Miré a Jacob y el seguía mirando a Leah… como que demasiado tiempo. Nunca había sido celosa, pero no recordaba a Jacob mirándome así; Jasper lo miraba a él con curiosidad, y mi padre; lo escrudiñaba con los ojos. ¿Que estaría pensando?
—Bueno, te ves muy guapa hermanita. Vas a matar a ese muchacho.
Dijo Seth, Leah se rió incrédula al principio. Pero creo que al ver a los demás se dio cuenta que de verdad si estaba deslumbrante. Jacob se puso bien serio.
— ¿O sea que ahora no le dices a tu líder que te gustan los cara pálidas?
Claro a Leah no había que decirle mucho para que se enojara.
—Primero esto no es una misión de guerra así que no te incumbe Jacob, segundo su nombre es Jon y tercero. Que hipócrita eres. Las únicas mujeres que te han gustado, no son de la tribu; así que eres el menos indicado de decirme nada al respecto, y me voy; porque Jon va a pasar por mí en un par de horas.
Leah se veía furiosa, pero recordó sus modales.
—Gracias, Alice.
Alice no respondió de inmediato se veía… turbada.
—De nada Leah, cuando gustes.
Y la miró ladeando la cabeza y mirando a Jacob despues de unos segundos. Luego miró a Edward y este abrió los ojos como dos platos.
¿!Dios, porque no leo el pensamiento como mi padre?!
Leah se marchó. No se de donde sacó la ropa Alice, quizás del armario de Rosalie ya que ella y Leah eran casi de la misma estatura y probablemente de la misma talla, pero conociéndola a lo mejor lo cosió ella misma.
—Edward…¿Que pasa? ¿Por que tienes esa cara de susto? Le pregunté.
—Nada hija, no es nada.
Claro que les hizo seña los demas y vi desaparecer a todos los Cullen en la biblioteca, lo que sea que estaba pasando la familia entera estaba en conferencia. Traté de unirme pero Esme me convenció que era de mala educación dejar a Seth y Jacob solos y que siendo yo la “prometida” de Jacob y cuando dijo esto miró a mi padre muy significativamente, debía quedarme.
Claro a estas alturas tanto secreto me tenia harta. Al parecer tres meses no son suficientes para que te traten como adulta. Nada, me prometieron decirmelo despues.
Jacob y yo, nos fuimos en la mesa del “comedor”,nos pusimos a jugar Risk. Seth estaba muy alegre, pero Jacob estaba bastante ausente. Después de un par de horas, y de haber perdido todas las vueltas se excusó; y dijo que estaba cansado. Seth se levantó, pero Jacob le dijo que se quedara. Seth y yo, decidimos leer los libros de anatomía de Carlisle; y hacer preguntas para ver quien sabía más. No que me sorprendiera, pero Seth me ganó… ¡el era tan inteligente!
Entrada muy tarde la noche, Seth se fue. Nos dimos abrazos, y el me dio un beso en la mejilla, me pareció raro, no era que me molestara pero era la primera vez. Éramos como hermanos, y los hermanos se besan en las mejillas; ¿verdad? Creo que era raro, porque Jacob también me besaba en las mejillas; el pelo, la frente… pero nunca en los labios.
De hecho a todas las chicas de la escuela ya les habían dado su primer beso y yo teniendo novio todavia no. Cuando me preguntaron les mentí y no había pensado de nuevo en ello, pero ahora…
No se que significaría esto. Aunque técnicamente, tengo casi ocho años; parecía y me sentía de diez y siete,. Y aun asi nunca se me había ocurrido besar a mi prometido de toda la vida. Ni siquiera en sueños.
Bella y Edward salieron de la biblioteca al fin, y nos dirigimos a nuestra cabaña. Yo iba adelante, y pude ver a los dos cuchicheando; pensé que estaban preparando su viaje, pero creo haber escuchado «Jacob y Leah´´; en algún momento.
Cuando iba a subir las escaleras para irme a dormir, Edward me llamó.
—Reneesme, ¿Podemos hablar contigo?
—Claro. Dije, a lo mejor que contaban lo que estaba pasando.
Me senté en la sala frente al fuego. Lo tenian encendido mas por la atmosfera que por real calentamiento. Solamente en el mas duro invierno me daba frio.
—Reneesme, tu sabes que puedes hablar con nosotros de todo ¿Verdad?
—Si claro. A donde iba esa pregunta.
—Aunque ya hemos hablado contigo de las cosas que pasan entre un hombre y una mujer…
— ¡Oh! ¿La platica de nuevo? Ya me explicaron todo eso y me dijeron que les avisara en cuanto sintiera por Jacob las cosas que estaba supuesta a sentir… Para hacer de chaperones, de seguro.
Mi padre sonrió con respecto a eso. Me había dado la plática de la manera más fría y científica que podía. Sucedió cuando encontré un capitulo acerca de la reproducción humana en la enciclopedia de Carlisle y el me habló de Trompas de Falopio y glándulas mamarias. Por suerte, mi madre, muy divertida cuando le hize ver lo que mi padre me dijo, me explicó las cosas de manera mas clara cuando estuvimos solas. Era increible lo diferente que era el mismo tema tratado por ella.
— ¿Y todavía eso no ha pasado?
La verdad es, que me gustaba tomar la mano de Jacob y que me abrazara; pero no era diferente a como me sentía con Alice o Emmet, era una sensación confortante. Pero nada mas, como me dijeron que debía ser.
A lo mejor no es igual para todo el mundo, pensé yo, o la imprimación es diferente.
—No, no he sentido nada parecido.
— ¿Y Jacob? ¿El te expresado algún interés en esa manera? Yo sé por sus… pensamientos que el no te ve así, pero a lo mejor el es mas tímido cuando esta cerca de nosotros.
—No para nada. Jacob y yo nos tratamos de la misma manera que cuando era una niña nada ha cambiado excepto que he crecido más.
Mi padre miró a mi madre.
—Pues no sé. A lo mejor es porque yo estoy siempre al pendiente. ¿Quieres que hable con él?
Al parecer mi mamá solo quería que escuchara las palabras de mi padre. ¿Me pregunto que pasará?
— ¿Hay algo malo conmigo? ¿Ya debería sentirme así?
—No, no hay nada de mal contigo princesa, — Me dijo mi madre. —Solo nos estamos asegurando. Tu eres una chica especial y es la primera vez que un lobo se imprinta de una mitad vampiro, a lo mejor las cosas son diferentes para ustedes. —
Miró a mi padre, un poco mortificada.

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